Descripción:
Los 100 años de la Revolución Rusa, nos encuentran como izquierda revolucionaria en un escenario de alta dispersión ideológica, organizativa y carente de hipótesis estratégicas para hacer frente a los desafíos que el capitalismo nos pone por delante. Con la excusa del carácter estrecho y dogmático del marxismo, de su carácter teleológico y determinista, han adquirido predominancia en círculos político-sociales e intelectuales “nuevas” formas de concebir la conflictividad social que significan varios pasos hacia atrás: la lucha de clases ha sido diluida en las luchas agonales entre identidades comunitarias, las contradicciones reales de nuestras formaciones económico-sociales han sido sustituidas por antagonismos que se construyen discursivamente y que reconstituyen el espacio de lo político desde definiciones laxas de “sujetos” políticos, la apuesta de totalidad de las transformaciones revolucionarias se niega en la exaltación de lo local y particular; se renuncia al pensamiento estratégico, y se difumina la política en meros posicionamientos éticos y/o estéticos frente a la realidad alienante que nos presenta el Capital en el siglo XXI.